martes, 12 de julio de 2016

¡DEJATE FLUIR! (poesía y meditación texto y video)


Prendía luces de día…
(para ayudarlo al sol a que alumbrara…);
y abanicaba al viento…
(para que no cesara de soplar…);
perfumaba las flores…
(para que no perdieran su fragancia…),
y le echaba agua al río…
(para que no mermara su caudal…).

Hasta que un Ángel bajó a decirle:
“No es necesario que te esforcés…;
la Vida guarda su equilibrio…;
¡todo está bien tal como es…!”

“Cuando el Creador creó los Mundos,
en un supremo acto de amor…,
estuvo en todos los ¨detalles¨ … :
desde los soles…hasta la flor…”

“Dejá que todo siga su curso…
¡…se te agradece la intención…!,
pero entregate al flujo eterno…
¡¡¨y no interrumpas la Canción…¨!!”


¿Y que hay de tí, camarada de ruta?

¿Te dejás fluír en el Río de la Vida…?

¿O “interrumpís la Canción” a cada rato…?


Si sos de los que “perfuman las flores” para que sigan aromando…entonces…, tal vez esta meditación pueda ayudarte a confiar en que “todo está bien tal como es”…, y a “dejarte llevar”…, …sólo “dejarte llevar”…


MEDITACION: DEJATE FLUIR


Estás allí…flotando sobre el agua…en la corriente transparente de un río sereno…, que corre mansamente buscando su nivel…


Sus manos líquidas te sostienen en este viaje…; te abandonás plácidamente sobre ellas…, y te dejás llevar…


¡Qué leve es todo…! ¡Qué bello y luminoso…! ¡Cuánta paz y dulzura en tu corazón…!


Desaparecen las preocupaciones…los detalles…las trivialidades…, y vas soltando de a poco, todas esas pequeñas cosas humanas que empañan la vida…


Sólo vos…allí…deslizándote suavemente corriente abajo…; el cielo de un azul intenso arriba tuyo…, la caricia dorada del sol sobre tu piel…, y el verde de la vegetación exuberante a los costados…


Y esa sensación de levedad y sosiego…de flujo y liviandad…, como si flotaras más allá de todo…más allá de todo…, ya no sobre las manos del agua…sino sobre las manos de Dios…


Te vas fundiendo en esa sensación extática de gozo infinito…¡te vas adentrando suavemente en el Eterno Ahora…!


Y sentís, en lo más profundo de tu ser…, que todo está bien …, que todo ¨siempre¨ estuvo bien…; que sólo era cuestión de ¨quitarse de en medio¨…y fluír con la corriente de la vida…sólo fluír…


Que ya no importan los resultados…-¿quién busca algo acaso?-…; sólo importa dejarse llevar en ese flujo de bienaventuranza…en ese curso suave que todo lo acomoda…que todo lo serena…que todo lo encauza…


Y de pronto, intuís que el río es tu maestro…; prestás atención…y escuchás el murmullo de sus ondas de plata que te van diciendo… :


“¡Hacé como yo…! ¡Facilitá el fluír de lo que se presenta…!

Dejá que los procesos se desenvuelvan por sí solos: …no te entrometas…,no impongas tus necesidades…, no controles…, no intervengas innecesariamente…, sólo permití que las cosas sucedan…

Cuando confiás en la sabiduría de la corriente…, la corriente confía en vos…, y todo se despliega como debe hacerlo…”


El susurro de las aguas con su conocimiento ancestral, parece detener por un momento su mensaje…para que lo asimiles cabalmente…, y luego prosigue :


“En lo más íntimo de tu alma…sabés bien que en realidad no hay nada que perder…nada que ganar…nada que temer…; ni siquiera a la muerte, porque es sólo otra forma de volver al Hogar…, como me pasa a mí, que muero sin nostalgias un poco a cada instante…al ir mis aguas desembocando allá en el mar…mi Casa Grande…”


Mientras lo escuchás hablar, un “click” de súbita comprensión relampaguea en tu mente…, y una gravosa mochila hecha de tiempo y de hábitos…, se desata de tu espalda…y cae pesadamente sobre el lecho del río…


Y allí…con ella…, se quedan atrás tus antiguos modos de transitar la vida…


Y ves en un flash…como en una película super acelerada…, a tu “viejo yo” aferrándose a tantas cosas que no valían la pena…: …a la búsqueda constante de resultados…; a querer controlarlo y decidirlo todo…; a desesperarte cuando los ¨desenlaces¨ no encajaban con tu “plano de rutas”…; a esperar siempre un beneficio de cada gesto…


Y todo ello queda allí…sepultado para siempre en el fondo del río…, como un íntimo secreto sólo compartido entre él y vos…


Mientras tanto, la corriente imperturbable sigue hablándote…:


“Si mi fuerza consiste en rodear… y ceder…, y envolver… y fluír…, la tuya radica en la luz de tu conciencia : actuá desde tu centro…y entonces en tu senda no habrá victorias ni derrotas… : sólo habrá vida por vivir…


Y es así como podrás ver la esencia de lo que ocurre a cada instante…, y podrás entonces echar luz –disimuladamente- sobre todas las situaciones…incluso las más oscuras…¡porque sólo el que no intenta brillar…, ilumina !


Y serás flexible con todo lo que a ti llegue…-tal como lo soy yo-,…pero siempre desde tu Centro inamovible.


Y antes de que te vayas de mí…quiero obsequiarte este recordatorio…, para que puedas recuperar este estado de “despiertitud”…, si acaso el viento de las circunstancia quisiera perturbarte…


Si eso llegara a suceder, decíte entonces a vos mismo: ¨en mi mundo todo está bien…; sé que la Vida cuida de mí…; en las aguas mansas del eterno río…, me dejo llevar…, me dejo fluír…¨


¡Y volverás instantáneamente a revivir este momento…, como si fuese por primera vez…!


¡Y volverás a ser lo que ERES…; ni más ni menos, lo que REALMENTE ERES…!


Y ahora te dejo… ¡Debo seguir fluyendo…!”.


Estremecido de júbilo, comenzás a nadar hacia la orilla…para incorporarte otra vez al mundo…, mientras ruedan por tus mejillas, lágrimas de emocionada gratitud…, que al mezclarse con las ondas del agua, parecen destellar con reflejos de oro y de cristal…


En el silencio sagrado del atardecer, te comprometés con vos mismo a no volver nunca más a enfrentar las situaciones de la vida, desde la misma “conciencia” con que lo hacías antes…


Ahora vas a hacerlo únicamente desde el centro de tu Esencia…, desde las altas vibraciones de tu Ser Real…, tu verdadero Yo…


Y al salir ya por completo del agua, te despedís de tu espléndido instructor… :


-“¡Adios, hermano río…! ¡Adios, Maestro de mi corazón…! Te dejo con pesar…pero sé que cada uno debe seguir su curso…”


-“¡Adios, amigo…! –reverbera el murmullo del agua en tus oídos…-; ¡Adios…!

¡Y vé confiado…! Porque…¿te has dado cuenta…?

¡¡Ya estas aprendiendo a desprenderte…!!”

FIN

Jorge Oyhanarte

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