miércoles, 7 de septiembre de 2016

LIBRO MAESTRIA EN FELICIDAD (Chamalu)



Estimado aprendiz: En realidad ya me había marchado, sin embargo, decidí volver y escribirte estas líneas adicionales, a manera de resumen recordatorio. 
Es medio día, el cielo insiste en su color, a pesar de que algunas nubes observan indecisas a lo lejos. 
De vez en cuando pasa alguien por la calle, transportando su infelicidad con total impunidad. 
La ropa maquilla la circunstancia, la gente normal parece adaptada a lo anormal, los malos recuerdos se apiñan junto a las malas decisiones; la frustración está presente de cuerpo entero, junto al desánimo que invitó al pesimismo a quedarse en la coyuntura existencial de quienes insisten en vivir dormidos. 
Los sueños, convertidos en alfombra, son insistentemente pisoteados. La gente parece tranquila, quizá está hipnotizada por el sinsentido que abre huecos en la existencia por donde se fuga la energía, el vacío llena las vidas, la danza de apariencias continúa ininterrumpida. 
Cuando se pregunta a la gente quién es, nos responde con su profesión, ese sospechoso sustituto de la misión, que incrementa la infelicidad. En circunstancias democráticas, la mayoría parece tener la razón, sin embargo, cuando se trata de ellos mismos pueden estar equivocados. No hay sirena que anuncie el error, cuando uno se va por el camino equivocado. 
No hay censura para quien se autoengaña. 
De pronto la vida se torna más oscura, la capacidad de amar se empequeñece, la felicidad se asoma indecisa desde afuera, la gente se adapta, ese es el problema, se acostumbra a vivir mal y fingir bienestar, y ese autoengaño se generaliza hasta convertir a la sociedad entera en un circo, donde cada uno se limita a realizar su papel después de autoengañarse con estilo propio. Esta bien visto que la familia se reúna los domingos para intercambiar apariencias o quejas, sin embargo, casi nunca se abordan temas de fondo, sospechan que sería de mal gusto y podría interferir la digestión compartida. 
Quiero en esta carta final felicitarte si llegaste hasta este nivel, y alertarte sobre el riesgo de adaptarse a una normalidad que ya no es normal, porque adaptarse a lo que la mayoría hace es aceptar la infelicidad como manera aceptable de vivir y ello equivale a traicionarse a uno mismo. 
Lograr la maestría en felicidad implica nadar contra la corriente, es decir, acumular valor y declararse feliz, o sea, rebelde, dispuesto a pagar el precio en todos los escenarios que podrían expresarse. 
No te adaptes a la infelicidad que se camufla en forma de rutina y que tiene buena prensa. En todas partes encontrarás personas que te aconsejen resignarte, adaptarte y renunciar a tus sueños. Esa es una de las pruebas más frecuentes a superar. 
La felicidad es posible y con el tiempo resulta fácil, porque en verdad, es nuestra condición natural de existencia. 
En realidad todo el mundo, desde la más remota antigüedad, busca la felicidad, sin embargo, ella cada vez parece más escurridiza, al punto que algunos llegaron a pensar que es imposible o está reservada para gente privilegiada. 
Nada más alejado de la realidad, la felicidad no tiene relación de dependencia con el dinero, es más, está comprobado que la gente con más dinero, con mucho dinero, no es más feliz. 
Esto, sin embargo, no debe sonar como una apología de la pobreza, cada uno deberá organizar su vida, su estilo de vivir, de tal manera que tenga todos los recursos necesarios para vivir como sueña. 
Este aprendizaje incluye el imprescindible «aprender a vivir» que postulamos como base de la educación actual. 
Tampoco la felicidad está relacionada con la fama, la suerte, la moda o lo material. La gente más feliz que se ha encontrado en el mundo es aquella que hace lo que ama, que ama lo que le toca hacer, que aprendió a manejar bien su tiempo, a organizar bien sus prioridades, a tomar buenas decisiones, a manejar bien sus pensamientos y emociones y por tanto sus relaciones interpersonales son generadoras de bienestar y aprendizaje. 
La felicidad tiene que ver más con el compartir que con el tener muchas cosas. 
La felicidad de la que te hablo, la única y auténtica, nace en ti mismo de ocuparte adecuadamente de todos y cada uno de tus niveles, me refiero a lo espiritual, expresado en la comprensión de la misión que tienes, de la cual resultará tu evolución; a lo mental, con la generación del hábito de fabricar exclusivamente pensamientos positivos, situación que se logra con el retorno a la inocencia y la práctica de la meditación. 
También me refiero a lo emocional, traducido en el manejo y canalización óptima de las emociones, teniendo como eje el amor, la vibración más elevada, que proviene de la felicidad, la cual incluye el estar haciendo lo que tienes que hacer en el momento justo y de la manera adecuada. 
El amor incondicional es vibración que emerge del bienestar logrado por la felicidad, como resultado de un trabajo interior ininterrumpido, mediante el cual el aprender, crecer y ayudar se convierten en una manera de vivir. 
Me refiero también al nivel físico, expresado en una salud duradera, consecuencia de conocer el cuerpo, de escucharlo y amarlo; igualmente al nivel ecológico, donde, en un contexto de reverencia, ocurre un proceso de purificación, al entrar en contacto con la Madre Tierra, y luego de energización. Finalmente me refiero a la dimensión social donde se expresa en la práctica el amor, la solidaridad, el ayudar al otro y en ese proceso beneficiarnos de aprendizajes inesperados y permanentes, porque la vida misma se convierte en una escuela para quien aprendió a vivir. 
La felicidad es posible, es más, resulta indispensable para cumplir nuestra historia evolucionaria. 
Nosotros no creemos en el sufrimiento como camino ni en la tristeza inevitable, es decir, para que la felicidad sea posible y permanente, es preciso dotarnos de otro paradigma, disponer de otra percepción de la vida y, por tanto, de otra actitud ante todo lo que pasa, sin delegar nuestro poder al entorno nunca más, esto es: nada ni nadie podrá ponerte mal, sin tu consentimiento. Desde otro paradigma podrás entender que para ser feliz solo precisas darte cuenta de que estás vivo, que la vida es un regalo multidimensional para crecer e ir por ella repartiendo magia. Entonces podrás comprender que la felicidad no es cuestión de tener sino de ser, de ser tú mismo, de cumplir tu misión, porque ello le da sentido a tu vida y te vacuna contra el vacío existencial que condena a tanta gente a la infelicidad, al alcoholismo y la drogadicción. 
Quiero recordarte en esta última carta que es pecado no ser feliz, porque la infelicidad es un atentando contra uno mismo. 
La infelicidad nos predispone para múltiples enfermedades a nivel físico y mental; la infelicidad convertida en rutina, termina matando la creatividad, reduciendo la lucidez y preparando el camino para depresiones y problemas mayores. En cambio la felicidad es generadora de salud, de bienestar a todo nivel, de lucidez que nos permitirá tomar mejores decisiones en la vida, de creatividad que nos permitirá disfrutar incluso de los problemas y adversidades. 
La gente feliz ha recuperado su capacidad de asombro, entonces puede ver o hacer casi todo por primera vez. 
Ellos saben que la clave para ser feliz es hacer lo que amamos, estar con los que queremos, no privarnos de nada bueno, estar en constante contacto con la naturaleza, además de correr el riesgo de la innovación, de la exploración, de la búsqueda de nuevos aprendizajes, desarrollando la actitud de fortalecernos con las adversidades y transportando a donde vayamos cantidades significativas de optimismo, el cual nos capacita para ver en toda situación el lado positivo y educativo de lo que acontece. 
Ser feliz es ir por la vida fluyendo, descomplicados, en verdad no hay, no debería haber tiempo para nada más que crecer y disfrutar, aprender y ayudar, porque la vida es demasiado corta, más aun, al ignorar la fecha de nuestra partida. 
Organiza tu vida con inteligencia para hacer lo que amas y el resto, amar como contexto de aprendizaje. 
Comparte lo que tengas, ayudar es multiplicar nuestro bienestar y mejorar la calidad de nuestra vida. 
Admite que vivimos en una interdependencia que podría ser manejada con creciente lucidez, de manera que nuestra libertad, autenticidad incluida, no se vea jamás afectada. 
Asegúrate de comenzar bien el día, de disfrutar y aprender de todo lo que hagas y de ir por la vida repartiendo amor. 
De esa manera cultivarás tu felicidad, que se incrementará constantemente. Un dato final: la receta para tu felicidad la tienes que inventar tú, con todos los ingredientes aquí compartidos, porque la felicidad es un estado del ser y alude a lo más íntimo de cada uno. Imprescindible ser feliz, recuérdalo, este es el último aviso para ti. Hasta pronto, Chamalú
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LIBRO MAESTRIA EN FELICIDAD (Chamalu) Carta-32 y ULTIMA


CARTA-32 y ULTIMA
Seamos claros, sin felicidad, no existe la vida. 
Los infelices, nada tienen que hacer, no están vivos, porque la vida comienza con el arte sagrado de la felicidad. 
La felicidad se ve con las manos, con el cuerpo, con el valor ético de ser impostergablemente tú y, desde ti, ir hasta el fondo de tu existencia, porque la felicidad y la vida están fusionadas indisolublemente. Toda actividad vivencial que no tenga el perfume de la felicidad es hedor de momia. 
La vida solo sirve para evolucionar, lo otro no es vida. 
Sopesando las ventajas y desventajas de la infelicidad no encontré ninguna ventaja; no entiendo por qué a la mayoría le seduce estrellar su vida y soportar pesos innecesarios. 
Es para mí un enigma que la gente viva para no vivir, arropándose con necesidades falsas y manteniendo en buen estado físico al deseo de sumisión al absurdo. 
Admiro con vértigo y náuseas al infatigable infeliz que ha permitido que tergiversen su vida al punto de traficar con total impunidad una versión falsificada de la misma. 
En una habitación poblada de libros, en la zona norte de la ciudad de Cochabamba, al centro de Bolivia, un hombre de pelo anochecido y nevada barba, le da una palmada a la vida, abriendo el cofre de su existencia y compartiendo sus secretos, inaugurando una arqueología vivencial, que podría convertirse en cantera existencial para el buscador atento. 
Quiero hablar contigo por última vez, entregarte una postal, una ofrenda, una telaraña de claves e itinerarios para rediseñar tu vida. 
Hay cosas que deberás descubrir tú mismo, otras requerirán apoyos didácticos; si estás atento y eres perseverante, encontrarás las oportunidades que precisas; soy capaz de ofrecerte más cosas, pero antes quiero estar seguro de haber sido entendido en la profundidad de la intención que originó estas cartas. 
Te veo sentado, leyendo esta última carta, veo a mi perro acostado, él está eximido de reflexionar, su especie concluyó su itinerario evolutivo de momento, y nació completo. 
El humano nace incompleto y libre, viene para completarse, ¿comprendes? Esto no fue un libro, es una puerta, esto no se acaba aquí, está comenzando. 
Solo traje para ti las palabras adecuadas, tejidas de tal manera que la sensación producida deje huella en tu conciencia. Incluso si decides postergar tu encuentro con la felicidad, la huella quedará en la piel de tu alma, interfiriendo la somnolencia recomendada. 
Sé que es más fácil vivir durmiendo y dejar a la evolución sentada, esperando en vano, a la intemperie de una existencia sin el fuego del conocimiento; es más fácil dejar a tu tiempo mirando televisión y salir a la calle con la infelicidad sin sentir vergüenza. Por favor, no hagas eso, tu vida te necesita. 
Si la evolución es el propósito de la vida, la felicidad es el punto de partida, el amor la manera, la libertad el contexto. 
Tenemos permiso para hacer milagros pero la gente no fue informada de esto, intencionalmente; entonces se cumplen años, sin desarrollar habilidades vivenciales para graduarnos y ser aptos para evolucionar. 
Aprecia los instantes y los detalles, genera tu soberanía existencial, valora lo que tienes en vez de quejarte de lo que careces, maneja inteligentemente tu tiempo hasta convertirlo en crecimiento; ¿sabías que todas las demás especies viven solo el presente? Sumérgete en cada experiencia que vivas. 
Si divagas mentalmente, que sea para evocar buenos recuerdos o fabricar hermosos sueños; ¿quieres ser feliz realmente? … sé feliz y punto, no necesitas pedir permiso a nadie. 
La felicidad es una opción inteligente, reservada para gente que no soporta ni un momento de infelicidad. ¿Sabías que todos necesitamos con urgencia ser felices? ¿Y que la felicidad puede comenzar cuando te atrevas a mirar de frente a la vida? 
La felicidad completa existe, pero la completamos preparándonos, fluyendo, planeando, improvisando, poniendo en práctica lo que te compartí en estas 33 cartas. Acepta que la felicidad no dura para siempre, dura un momento, igual que la vida. 
Que no te digan que la felicidad es una meta, ni siquiera es un camino, es una forma de caminar, tú puedes inventar tu propia forma de ser feliz. 
En realidad no hay camino, solo pasos caminando, por ello podemos confesarte, al final de este encuentro de corazón a corazón, que nunca existió un camino hacia la felicidad, pero sí manantiales de felicidad, y tú, aplicando estos conocimientos, podrías convertirte en uno de ellos. 
La gente feliz va por el mundo repartiendo magia, es la otra cara de la misma moneda porque, en verdad, el humano es una pasión cósmica pendiente de evolución. 
Un dato adicional, esto tiene carácter confidencial: necesitamos gente feliz para repoblar el planeta, en esto se juega el futuro de la humanidad. 
Tengo fe en los hombres y mujeres desde que comprenden que la felicidad es una herramienta de conocimiento. Vivir bien es un acto de valentía y humildad, donde converge la magia y la sensibilidad se presenta vestida con alas. 
Somos pasajeros de la eternidad, con estatus migratorio fugaz, es preciso ceñirse al orden cósmico: somos felices por naturaleza; la ambigüedad llamada infelicidad banaliza la existencia y condena al aburrimiento; nuestra opción es habitar el relámpago del conocimiento y condensar la eternidad, encender los instantes, y proceder a vivir hasta las últimas consecuencias, instalados en un presente poéticamente saboreado, desde el momento en que, descartando pretextos, saltemos la barrera del miedo y nos entreguemos a la vida en su versión plena. La infelicidad es la ausencia de vida, la felicidad es el retorno de la plenitud, convertida en una manera de caminar por la vida, dejando huellas doradas y presencias magnéticas. Esa es mi propuesta para ti y esta es mi despedida. A partir de ahora, mi ausencia estará presente, pero nuestras felicidades podrán encontrarse nuevamente, aprovechando las grietas del tiempo y de la inexistencia de la distancia. ¿Casi nadie había llegado hasta aquí? ¿Serás de los primeros? Fraternalmente, CHAMALÚ Cochabamba, marzo 2015
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LIBRO MAESTRIA EN FELICIDAD (Chamalu) Carta-31


CARTA-31
El sol ya está lo bastante alto como para erradicar el frío esta mañana, sin embargo, en el otoño de mi pueblo, una nube es suficiente para anticipar el invierno. 
Me espera luego, en un rato, la última carta. 
Me pregunto si habrá valido la pena o la alegría, el tiempo que invertí en escribirte. 
Luego saldré a la calle, donde nadie me espera, preguntaré por ella, mientras en la palma de mi mano, unas monedas pagarán el trasporte público que abordo. Recuerdo cuando me hospedé en el hotel de siete estrellas en Dubái, donde el lujo realizaba constantes emboscadas y ese precario hospedaje al norte de África, donde la pobreza caminaba de cuerpo entero por las calles sin asfaltar del presente, siempre presente con esa fisonomía. 
En la parada del autobús en La Habana, varios bailaban para aderezar la espera; el traqueteo del jeep en Kenia, viajando a la frontera con Tanzania, era tan intenso, que recorrimos cincuenta kilómetros en medio día. 
Una joven me pidió un día: «Llévame contigo»; la madre asintió en silencio, el pedido era imposible de cumplir; en ese pueblo, muchos no tenían documento ni sabían su edad. 
Al salir a la calle, encontré un mundo donde nadie comparte, se estremeció mi alma; hay sombras con ropa, caminando a ninguna parte y optimismos aplanados; él peina canas y tristeza, ella transporta en la espalda indignación. 
Casi nunca me han visto hablar conmigo mismo. 
Son conversaciones como con otra persona, a veces discrepo conmigo. «Podrías ser millonario», me dice una voz interna, otra responde de inmediato: «Prefiero la sabiduría». 
Vivir bien incluye lo que uno quiera, incluso dinero. 
Jamás he contado nada de mi vida; estas cartas son un primer intento, sé que podría ser malinterpretado, pagaré el precio, quiero compartir mis secretos. 
Es posible que luego escriba otra maestría, amor y sexualidad son temas solicitados; hoy veré a una persona que conozco hace cuarenta años, ella inspiró mis primeros poemas, le comentaré que ahora vivo poéticamente, descolgaré algunos recuerdos. Recuerdo ese parque, con dos adolescentes que no sabían nada, que solo eran víctimas del amor, del que nadie les había hablado. Al final aprendí a disfrutar, quiero hablarte de eso hoy. «Disfruto, luego existo», está tallado en una de las primeras casas ecológicas de Janajpacha, el ashram chamánico que construimos en la década del noventa, cuando transportaba toda la rebeldía y detestaba a la gente que no se atrevía. 
Ahora solo, no los soporto. Desde entonces, he cincelado mi vida, he aprendido a surfear el oleaje de los imprevistos; he descartado el pudor verbal y renunciado a disimular mi insatisfacción. Escucho la música que me gusta, me tomo en serio el humor, aprendí que la mejor manera de crecer es disfrutando, ver lo positivo en todo y otorgar la importancia que merece al placer. 
El placer es legítimo al interior de la felicidad, fuera de ella, es simplemente un engendro de autoengaño hedonista. 
En verdad, placer sin conciencia, es mentira piadosa. 
El placer es el principio y el fin de la vida, decía Epicuro. La vida es un pretexto para evolucionar… disfrutando. 
Intenta disfrutar de todo, hasta de lo que nadie logra disfrutar, por ejemplo, disfruta de enfrentar los problemas, lucha por tus sueños, pero lucha disfrutando. 
Disfruta el camino, es más importante que la meta, disfruta de ti sin olvidar que, para disfrutar, debes primero aprender a ser feliz, porque la felicidad es el primer deber de quien está despierto. Retrocedamos un poco, la felicidad es consecuencia de haberse despertado, posibilitando la germinación de la semilla del amor, que dejará en libertad tu libertad, generando una profunda paz y una salud duradera. 
La felicidad y el placer no se excluyen mutuamente, pero solo pueden reencontrarse en las profundidades de una vida lúcida, de crecimiento y sabiduría, incluso, podríamos decir, la vida es un pretexto para evolucionar disfrutando, eso es felicidad. 
En el fondo, la felicidad nos prepara para cumplir nuestra misión. Estoy consciente de que el placer tiene mala fama, en especial en el mundo espiritual. 
Ante ello, levanto mi voz en defensa del placer, porque el placer es una forma de la felicidad, es una tonalidad fugaz al interior del color constante de la felicidad. 
Que te quede claro que el placer es una estrella fugaz al interior del esplendor de la noche de la felicidad. 
De manera especial quiero recordarte que la vida es un viaje maravilloso y sagrado, donde te propongo disfrutar de todo lo que hagas, de todo lo que te pase; disfruta del presente, del pasado y del futuro, disfruta las pequeñas cosas, disfruta más y de todo, pero no olvides que al disfrutar se aprende. 
El placer de hacerlo, es el primer salario, sin él, ni abundante dinero será suficiente. Que te quede claro que la felicidad incluye placeres, pero el placer por sí solo, no genera felicidad. 
Es preciso que la felicidad esté presente, para que el placer sea sublime. Una clave fundamental: encontrar el placer en las actividades sencillas, en las cosas simples de la vida, de esta manera podrás instalar tu vida en la zona de la felicidad. 
El río del tiempo es indetenible, pienso, si no aprendemos a nadar hasta su orilla meditativa y contemplarlo activa y placenteramente, la vida habrá pasado en vano. 
Si quieres vivir bien, permanece atento al presente, porque lo más auténtico es este momento; la inspiración y el disfrute requieren del terreno, de no estar ocupado ni pre-ocupado.
Siempre ten tiempo para amar, para aprender y disfrutar, recuerda que el tiempo verdadero es el que existe fuera del reloj y que la intuición, herramienta fundamental en este proceso, es el instinto evolucionado. 
Finalmente quiero decirte que no es suficiente ser lo que eres, enfócate en lo que puedes llegar a ser. 
La gente que recuerdo feliz, los que disfrutan la vida, ocupan por las mañanas las sillas principales de mi memoria, son recuerdos que me inspiran; la gente sabia, especializada en tomar buenas decisiones, está instalada por la tarde; por la noche, me encuentro con aquellos que hicieron algo grande en su vida, aunque después se dejaron seducir por lo convencional. Pronto dejaré de escribir, agarraré estas cartas y las lanzaré al viento. 
Si llegaron a tus manos, no fue casual, mira cuánta gente vive en el planeta y justo te llegaron a ti. Desde hace días, cuando me senté a escribir la primera carta, aparecieron muchas ideas, abundantes recuerdos y la sombra de las experiencias vividas en una vida donde la vida fue mi anfitriona. 
Estas cartas se fueron poblando de enseñanzas, incluso algunos secretos, más de los que pensaba, aparecieron y se entremezclaron en el bosque de palabras que traje para ti. 
En conjunto podría decir que son un informe de mi alma, para tu alma, una campanada con sabor a silencio, unas naranjas maduras que, desde su árbol, licuaron los rayos solares para dejarlos en tus manos. 
Me pregunto qué harás con ellas, son una especie de testamento cósmico para terrestres con aspiración celestial. Es incierto el futuro de la humanidad si la gente no aprende a ser feliz. 
Por todas partes veo lágrimas innecesarias y acciones oscuras que multiplican el sufrimiento; me conmueve la infelicidad por ignorancia, el desperdiciar la vida, simplemente por no haber aprendido oportunamente el sagrado arte de vivir. 
Atardece en mi vida, es tiempo de compartir. 
Con este sentimiento, te entrego estas cartas, podrías hacer con ellas lo que muchos hacen, archivarlas como un libro más o lo que hace esa selecta minoría de gente lúcida que inaugura en su vida una galería de arte, donde las colecciona y expone, no para que otros vean, sino porque comprendieron que la mejor infelicidad es aquella que arde, que el mejor miedo es aquel depositado en el inodoro, que la acción más errónea es postergar y, al comprenderlo, acumular ganas para un día de estos, si aún no lo hiciste, declararte feliz y formar parte de esa nueva humanidad, compuesta por mujeres y hombres felices. 
La tribu de la felicidad regresó para humanizar la humanidad y en la parcela de los nuevos tiempos, sembrar las semillas de la esperanza. ¿Te das cuenta?, esto es algo más que un puñado de cartas, es una oportunidad evolucionaria, es una invitación a la vida plena, es la entrada a la fiesta de tu vida. 
Presiento que entendiste la propuesta. Te invito a compartir la última entrega, es una carta en la cual quiero despedirme, recordándote la magia de la vida.
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LIBRO MAESTRIA EN FELICIDAD (Chamalu) Carta-30


CARTA-30
Una preocupación permanece sentada en la bañera, por momentos se mira al espejo que pronto se empaña, abre el grifo, lo cierra, se seca las manos, vuelve la mirada al espejo, creo que soy yo. 
Vine a tomar un baño tibio, abro de nuevo el grifo, el agua caliente se acumula pacientemente, me sujeto al borde, preparo la toalla, constato la temperatura, me imagino estar acompañado, su silueta se asoma tímidamente, extiendo el brazo, salpica un deseo, trepa un pensamiento, se distrae con una cicatriz, ella toma la iniciativa y se sumerge en la bañera. 
Entonces apago la luz y me sumerjo en ese instante, constatando que estoy solo, que estoy enjabonando mi propio cuerpo, que mis átomos colisionan con los átomos del recuerdo, donde ella cabe cómodamente. La frialdad de mi cuerpo cede ante la cálida insinuación del agua caliente, el baño del cuerpo es masaje del alma. Estoy dispuesto a todo, me digo a mí mismo, siempre estuve dispuesto a dejar en el perchero la indisciplina y convertir en cadáver a la irresponsabilidad; siempre quise que mi voluntad marchara a la par con mis sueños y que el tiempo goteara, dejándome enseñanza. Siempre estuve dispuesto a escuchar la voz del silencio, a subir hasta el tejado y tener una mejor vista, a envolver mi vida con experiencias espectaculares y en cada rincón de mi existencia, acumular disponibilidad. 
Un día, en mi lejana adolescencia, cuando no pude ayudar a una persona muy pobre que acudió a mí pidiéndome ayuda, decidí salir de la pobreza y cultivar la prosperidad integral y desde ella, practicar la solidaridad, con fanático fervor. 
El tiempo ha transcurrido, la solidaridad continúa apoyada en la entrada principal de mi vida. 
La manera como se organiza la prosperidad integral puede tener varias formas, sin embargo, ella siempre incluye que tomes las riendas de tu vida, que sepas para qué quieres ser libre, que te atrevas a fabricar sueños grandes, que aprendas a trabajar en equipo, que te concentres más en dar y ayudar que en recibir o ganar dinero, que enfoques tu vida en hacer lo que amas, que te prepares bien en tu área, que despliegues mucha creatividad, que confíes en ti y que hayas aprendido a planificar tu vida. 
Conoce cómo se mueven las cosas en este tiempo, explora, analiza, reflexiona, asesórate bien. La primera inversión es aprender a conservarte sano, la segunda es aprender a ser feliz, la tercera es adquirir conocimiento y, en general, aprender a vivir. Entonces, estarás con la sensibilidad en tus manos y con la capacidad de administrar tu poder interior. 
Será fácil lograr tus objetivos, cuando tu preparación es integral. Es inteligente invertir en ti y nunca perder tiempo, recuerda que dispones solo de una vida en esta vida. Recuerda también que no es suficiente tener un buen trabajo, en verdad, es el capital que generaste el que tiene que trabajar para ti, sin embargo, debes llegar a ese punto, mientras tanto, te pido que seas cuidadoso con tus decisiones y con el manejo de tu tiempo, porque él vale mucho más que dinero. Debes saber también que tu vibración es la energía que hace las relaciones públicas y, en consecuencia, te atrae un tipo de energía, que todo dependerá de tu calidad vibratoria, porque con ello atraerás, no lo que deseas, sino lo que sea compatible con tu nivel vibratorio. 
Y como tú eres la fuente de tu vibración, ten claro lo que quieres, de manera que haya compatibilidad entre lo que quieres y lo que eres. Más que tener dinero, se trata de convertirse en una persona superior, esto es, con felicidad, amor, libertad, paz interior y sabiduría, esa persona estará en condiciones de tener la vida del nivel que quiera, es decir , si eres feliz, si eres amoroso, tu vibración tendrá una tendencia ascendente, entonces lo que pienses y sientas será poderoso. 
Recuerda, tú tienes el poder de crear lo que quieras, si tu vibración así lo determina, pero antes, tendrás que estar conectado a la fuente matriz de la energía. 
Ten claro lo que quieres y luego, visualízalo cada noche antes de dormir. Al mejorar tu vibración, te acercas a tus objetivos, recuerda que puedes limpiar tus vibraciones con la meditación y las buenas acciones. 
Recuerda también que objetivos altos con vibraciones bajas generan una incompatibilidad energética que obstaculiza el logro de las metas anheladas. Acércate a la gente que te inspira, intenta vivir el mayor tiempo posible en tu mejor frecuencia, busca un equilibrio entre lo interno y externo, entre lo que amas hacer y lo que debes hacer, no permitas que nada ni nadie te aleje de tu centro de poder, no hables del amor, ejércelo en todos tus actos. Cuando tengas que hacer algo que no te agrade, recuerda que eso es solo un medio, para lograr tus objetivos. Tienes mucha suerte de estar vivo, por tanto, sé agradecido; agradece todo lo que te pase. Recuerda que tú creas tu realidad, que tus pensamientos afectan positiva o negativamente la calidad de tu vida, que es fundamental que te sientas conectado al Chej Pacha, que no es compatible estar dormido y ser próspero, que en la mayoría de los casos es necesario redefinir lo que es prosperidad. 
Recuerda también esto que me sirvió mucho: en lo que eres bueno, tienes que ser, superbueno. 
No se trata de esforzarse o sacrificarse, sino de saber hacerlo bien, en el momento justo y de la manera precisa; no cometas el error de pensar que la felicidad es tener mucho dinero o de vivir para trabajar. Hay cosas que solo se te ocurrirán cuando estés en dificultad. Permanece abierto a todo, recuerda que la seguridad no viene del dinero sino del conocimiento, la prosperidad proviene de lo que tú eres, no de lo que tienes. 
No confundas felicidad con dinero, ni siquiera prosperidad con dinero; no busques dinero, busca felicidad y serás próspero; organiza tu vida de tal manera que el dinero nunca sea una preocupación en el futuro, en especial para que no interfiera con tu felicidad. ¿Quieres tener éxito? Aprende a ser feliz. 
Cuando decidí vivir bien, fue unánime el rechazo. 
Entonces, vi a la envidia, con su pelo azul, mirar desde la ventana más próxima; vi charcos de egoísmo por todas partes y buitres sobrevolando hambrientos, pero mi voluntad está hecha a la medida de mis sueños. 
No soy sino un ramo de intenciones, me dije a mí mismo, una interminable red de esperanza, soy un puñado de flores silvestres y el territorio fértil donde crece la semilla de la vida plena. 
Soy el padre de mis sueños y el abuelo de mis ocurrencias, y estoy dispuesto a pagar el precio que sea necesario, para fabricar mi propia miel. 
En mi infancia recorrí cerros y vi nacer mariposas, conozco los polvorientos caminos y los párpados cansados; era un niño tímido pero estaba dispuesto a recorrer pantanos e incomprensiones, sacudirme la envidia y construir otras realidades, y volverme indestructible, y llevarme bien conmigo mismo, y vivir errante y disfrutando, conquistar la felicidad y seducir al amor para que me presentara a la escurridiza ave de la libertad, y tener como oficio el amar e ir por la vida, recomponiendo existencias. Confieso que lo logré. Presiento que también tú podrías lograrlo. La próxima cita será la penúltima y te compartiré la importancia del disfrutar la vida, antes de partir. La nostalgia, ya está presente y el placer de compartir también. Hasta pronto.
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LIBRO MAESTRIA EN FELICIDAD (Chamalu) Carta-29


CARTA-29
El plan es que cada uno tenga su plan de vida, la sensibilidad a flor de piel, la mente abierta y el alerta sereno en buen estado. 
Es lunes, la gente regresa a su rutina laboral, casi nadie se cuestiona; existen cantidades crecientes de voluntarios, dispuestos a sacrificar su vida. 
No falta mucho para que los jóvenes sepan todo lo necesario para destruirse, mi amigo ya está desposado, ¡vive tan ocupado! que será el último en darse cuenta que la vida es otra cosa. 
Me observo, siento lo que siento, me queda muy lejos la infelicidad. Ella se quedó en casa anoche, regresó hace poco de México, podría ser su vida espectacular, prefiere acurrucarse en la resignación. Cuando la conocí, tenia toda su vitalidad al galope, pero su ingenuidad le generó las primeras cicatrices. Hablé un rato conmigo mismo, hace unos días que vengo planeando dejar de escribirte, hoy será el último día, no es que ya me conozcas, pero he compartido contigo las claves fundamentales que posibilitaron que desde joven les pusiera ladrillos a mis sueños. 
Si relees estas confesiones, encontrarás el sonido del silencio, las claves susurradas al oído de tu corazón, mis secretos saliendo de su escondite, las llaves con que abrirás las puertas que te llevarán al futuro elegido. Esta caminata no tiene pausas, el suelo, no siempre está alfombrado. La vida me dijo un día: «¿Quieres ser feliz? Entrégate a mí, no pierdas tiempo aprendiendo lo que no te sirve, no gastes tu energía buscando en el lugar equivocado, tampoco vale la pena esperar, porque lo que necesitas deberás fabricarlo, nadie puede hacer lo que tú no hagas. No siempre es fácil, qué importa que sea difícil». Me limité a escucharla, agradecí la enseñanza, crucé el patio adoquinado con preguntas, atravesé la puerta de la duda, recordé lo que me dijo y me lancá al vacío de lo nuevo. 
Mis miedos salieron huyendo, se sintieron expulsados. 
Esa fue la primera vez que desperté en el jardín de mi corazón, alguien había dejado unas flores rojas a mi lado, sentí que la vida me dio la bienvenida. La clave es la entrega y ello incluye la renuncia. Renunciar es liberarse, su aprendizaje es prioritario. Quien sabe renunciar se vacunó contra el sufrimiento. 
El primer paso: comprometerte con la vida, comprometerte con tu crecimiento, entonces tu día comenzará levantándote con entusiasmo, ¿y si pasa lo peor? 
No pasa nada, tu compromiso con la vida incluye un nivel vibratorio inmodificable. No busques la felicidad, con que te entregues a lo que haces y dejes de huir de ella, suficiente. 
La felicidad alcanza a quien deja de buscarla, ella te volverá bueno en lo que haces, porque quien ama lo que hace, inevitablemente se vuelve experto en ello. 
Sin embargo, antes de todo deberás buscar lo que te apasiona, preguntarte, visualizarte a ti, en uno o dos años, imaginarte cómo te sientes haciendo lo que estás haciendo, recuerda que el primer salario es el placer que te reporta hacer lo que haces. 
Apasiónate desapegadamente, esa es una clave fundamental. Entrégate a lo que haces, conviértete en ello pero cuando concluya, sal completamente como quien sale de la piscina donde se lanzó. Después de cruzar el río, deja la canoa, no la lleves por si acaso, entregarse y salir, darse y renunciar, es parte de una vida inteligentemente planteada, entonces, la felicidad volverá a ser natural, a ser síntoma de estar vivos. 
Reaprópiate de esa condición natural de vivir, llamada felicidad. ¿Ya descubriste lo que te apasiona? Ese es un descubrimiento fundamental y debe ser resuelto con urgencia; al descubrirlo, solo tendrás que organizar tu vida de tal manera que hagas lo que amas, que lo hagas con pasión y desapego, sin quedarte nunca más con las ganas. Tienes la responsabilidad de vivir bien, de dar el cien por ciento porque una vida vivida sin felicidad no es vida. No existe un secreto para ser feliz, pero sí los pasos. 
De eso me ocupé en estas cartas. También quiero decirte que ser feliz no tiene que ser una obsesión, con que sea una pasión es suficiente; ser feliz es vivir bien, lo otro es mera supervivencia intrascendente. Recuerda que la felicidad programada es falsa, porque está enganchada a placeres inducidos vía alcohol, drogas, sexo o consumo indiscriminado de elementos recreativos. 
La felicidad es consecuencia de una mezcla adecuada entre lo que somos, lo que pensamos, lo que sentimos, lo que hacemos y las relaciones interpersonales. 
La felicidad incluye como recompensa a ella misma. 
Se trata de lograr una simplicidad próspera, de cultivar la felicidad día a día con nuestra forma de vivir. 
Enfócate en avanzar en el camino más que en llegar a la meta, eso multiplicará tu felicidad, porque en definitiva la felicidad solo está constituida de una secuencia de experiencias relevantes. 
En cambio, el consumismo nos roba energía, el materialismo confunde los medios con los objetivos, la rutina mata el sentido de las cosas y apadrina el aburrimiento. 
En una vida pasiva, es difícil encontrar felicidad, por ello, te pido, involúcrate totalmente en lo que haces y tu felicidad se multiplicará. Entrégate a la vida, vive con pasión el presente, lucha por tus sueños y cuando toque partir o dejar ir, hazlo con agradecimiento y alegría, nunca podrá llegar quien no se atrevió un día a partir. Llegado al punto de pasión y desapego, sentirás cómo tu vida comienza a latir con más intensidad, mientras todo comienza a adquirir más sentido. Entonces la gota de agua será un compendio apretado del océano, los árboles te hablarán de la luna, los mejores recuerdos te saludarán desde tus otros cuerpos y el color de las flores será tu mejor medicina. 
El tiempo continuará escurriéndose, pero te dejará a cambio mayor crecimiento. Sentirás cómo tu evolución, sigilosamente, camina indetenible; te sentirás vivo, el aroma de tus instantes delatará tu vida plena. Las adversidades pasarán a ser amigables y la distancia entre lo interno y lo externo habrá sido abolida. «Apasionarte desapegadamente», más que una frase, es una referencia de avance, una señal que marca la ruta de la vida. 
De repente, tu vida serán muchas vidas y tus días, relucientes, mirarán más lejos, más alto. Hago una excepción, me encanta el sobrepeso de mi esperanza; la veo ágil, con la cara lavada y la disponibilidad a mano, me gusta su pelo de flores y su aliento de brisa. Robar el tiempo a alguien es fácil, pero no hay como guardarlo en nuestro propio espacio. Pasión y desapego y que el río de la vida te lleve hasta la desembocadura de la plenitud. ¿Vamos? La prosperidad integral tiene sus caminos secretos. Quiero hablarte de los míos en la próxima carta, en la cual serás mi invitado especial. Un abrazo.
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LIBRO MAESTRIA EN FELICIDAD (Chamalu) Carta-28


CARTA-28

Haría cualquier cosa por seguir viviendo, por disponer de más tiempo, por estirar mis instantes y disponer de cuarenta horas por día, de noventa minutos cada una. 
Sin embargo, tú sabes y yo sé, que todos cumplimos una condena, que la muerte no hace diferencias, que el reloj no admite más horas ni minutos que los aceptados originalmente. 
Hoy siento frío, ella limpia la casa, yo intento limpiar las conciencias, recuerdo a Sócrates intentando cultivar espacios de reflexión en plena calle y luego degustando dignamente de la cicuta, pasaporte a la ausencia. 
Como integrante de la humanidad, me siento decepcionado por mis colegas humanos, se acomodaron a vivir sin vivir y eso no me parece digno. Una copa de alcohol, una jeringa, un estilo de vida contra la vida y un lanzarse al sinsentido… increíble, tanta capacidad cerebral para usar una mínima parte. 
La mejor receta para destruirse, es el modo de vida contemporáneo, purgado de lucidez y saturado de frivolidad. 
El gato continuó durmiendo, como tanta gente; hay vidas que son sitios indecentes para vivir. Todo el mundo trabaja, nadie es feliz, ella toma su café bien cargado, su vida permanece vacía, él se baña el cuerpo, su alma permanece intoxicada, hay casos en los cuales se les pudrió el alma y nadie se dio cuenta. 
Un recuerdo interrumpió mi pensamiento, ni siquiera se trataba de algo importante, ella toma un baño, mientras el frío insiste en abrazarme. 
Pienso en los sesenta, la imaginación al poder, recuerdo con nostalgia tiempos en los cuales, los jóvenes soñábamos un mundo mejor. En la actualidad parece que la creatividad se tumbó en el colchón y la voluntad se lanzó por la ventana. 
Las cerraduras fueron cambiadas, la creatividad ya no sabe cómo entrar a la vida. «¿Será posible llevar el arte a la categoria vivencial?», me pregunto, ¿será posible vivir en la dimensión poética de la vida?, mis versos se ruborizan, se sienten ignorados. Comienza convirtiendo a tu casa en una obra de arte, llénala de flores y colores, de música y felicidad. ¿Te imaginas a tu libertad trepando hasta el techo de lo prohibido? ¿A tu felicidad caminar de cuerpo entero y sin vestirse, por todos los pasillos de tu presente? ¿Al amor amar sin motivo y contagiar esa ebullición energética? ¿A la paz ser el contenido de todo equipaje antes de partir? ¿A la salud recostarse en la hamaca de tu cuerpo, sin que ningún síntoma altere su sabia sinfonía? 
Vivir despiertos es desenfundar creatividad para deconstruir los problemas y darte cuenta que dentro de ellos no hay nada; en verdad los problemas no existen, son solo percepciones defectuosas, dignas de quienes se aferran a su somnolencia. 
Pon mucha imaginación a tu vida, inventa nuevas soluciones a los problemas de siempre, invéntate un estilo de vida que garantice crecimiento disfrutado y felicidad constante además de una flexibilidad que te permita tener la forma del agua y de esa manera, no complicarte jamás. 
Sé espontáneo, expresa lo que sientes, vive con imaginación, que tu eslogan fundamental sea: «sueño luego existo»; enfrenta tus miedos disfrutando y aprendiendo, diseña creativamente tu vida, gradúate de artesano vivencial, especializado en fabricar imposibles y encarnar utopías.
 ¿Sabes que la mejor manera de hacer algo es hacerlo? ¿Que los genes influyen pero no determinan? ¿Que es feliz quien contagia libertad? No esperes que te regalen flores, cultívalas en el jardín de tu corazón. Ten a mano tu botiquín existencial para conservar en buen estado tu felicidad; detente por un minuto cada dos o tres horas, para respirar conscientemente y darte cuenta que estás vivo. Me encanta la vida; vivir es sumar momentos felices y lograr que todo lo que hago durante el día consolide mi maestría de felicidad. La vida es corta, pero la felicidad alarga la vida y la creatividad la pinta de colores. 
Lo recreativo que tanta gente busca, es en realidad algo para matar el tiempo; cuando somos felices, el tiempo se detiene, se profundiza y saborea, más aun cuando la creatividad es aplicada a todos los aspecto de la vida. Ser creativo es atreverse a pensar diferente, es hacer lo mismo de otra manera, es recombinar de otra forma aquello que siempre se hace de una manera. 
La creatividad pinta de colores hermosos a la felicidad que rápidamente se da cuenta de que no tiene relación directa con la satisfacción de las necesidades básicas, que fue un error anclarla a ellas. De igual manera, asociar a la felicidad con el dinero es confundir los cubiertos con la comida y terminar deglutiendo los cubiertos. La verdadera felicidad es autosuficiente y no depende de nada ni nadie y la alternativa es ser feliz o morir, no hay más opciones. Si vas a vivir, vale la pena aprender a vivir, no importa cuánto tiempo te quede, aunque sea tu último año, aprende a vivir porque ello incluye la magia de estar vivos, recuerda esto: la felicidad no es un momento bueno, es una forma de vivir. 
¿Hacia dónde va tu vida?, te pregunto mientras camino las últimas frases de esta carta; ¿Amarraste bien tus alas? ¿Aderezaste bien tus instantes? ¿Desparramaste tu alegría?, no importa la cantidad que hasta hoy acumulaste, ¿ya sabes que compartiendo se multiplica? ¿Estiraste tu paciencia? porque el despertar de la creatividad y la felicidad pueden ser lentos y sin embargo ello no importa, ¿anudaste el amor a tu vida? ¿Incineraste tus dolores y borraste las cicatrices de tus peores recuerdos? ¿Abonaste los surcos del jardín de tu corazón con este conocimiento? ¿Bajaste una estrella para iluminar las noches de tu alma? ¿Enderezaste tu rumbo?, ya sabes, no hay GPS para marcar tu Norte, es tu sensibilidad, tu intuición activada la que te dará el Norte y la perspectiva a seguir. 
Si tus respuestas fueron adecuadas, solo me resta decirte, buen viaje interior, esto que llamamos vida, es un atrevido experimento que se realiza en el planeta Tierra para explorar las posibilidades de la evolución de la energía. Pasión y desapego. La próxima carta será imprescindible. Ahí te espero.
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LIBRO MAESTRIA EN FELICIDAD (Chamalu) Carta-27


CARTA-27
Caía nieve en Alemania, era de noche, más de media noche. 
El auto en el que viajaba se había detenido, buscábamos los datos de una dirección, la calle estaba desierta en su pureza helada, un viento polar se paseaba congelando todo lo que encontraba a su paso, una pareja de alemanes esperaba pacientemente el cambio del semáforo peatonal, estaba rojo, bajo cero y ningún auto circulando a esa hora, la norma la tenían incorporada a tal extremo, que ni la radical temperatura, hizo tambalear esa actitud; pensé el Latinoamérica, donde la normas se violan, se rompen o por lo menos las doblan, en esa inolvidable picardía nativa. 
Pienso en la diversidad cultural que la globalización suprime y homogeniza, en la biodiversidad que el progreso asfalta, por hoy, todas son preguntas. 
No entiendo por qué la gente elige continuar viviendo mal, a pesar de conocer otras alternativas. 
A mi abuela le gustaba llevar a cada visita la comida predilecta del aludido, ella no comprendía el amor sin su referente práctico ni el diálogo sin una buena escucha. 
Ella era indígena, analfabeta y encarnaba el amor incondicional, ese del cual luego me hice militante. 
Con ella aprendí que la vida es fría cuando no amamos, que amar es triste cuando esperamos algo a cambio, ella tenia razón, el amor incluye su recompensa y es el placer de hacerlo. 
Un noche, me encontraba en un hotel de París, por un instante la vi aparecer en la habitación, ingresó sin abrir la puerta, sus pies no dejaban huella, se paró frente a mí, me miró y su silencio me dijo tantas cosas, luego desapareció. 
Más tarde, una llamada telefónica me confirmó que la abuela había partido. Gracias abuela por tu enseñanza y ejemplo, que continúo cultivando en el jardín de mi corazón. 
Ella fue mi maestra en relaciones públicas, sabía exactamente lo que cada uno quería, lo que necesitaba, lo que había que darle y el momento más adecuado para ello; le gustaba ver a la gente feliz, cada visita era un pretexto para hacer feliz a alguien. Entregaba el regalo, esperaba, observaba el disfrute, ese era su placer. Complacer era su placer, su bolso era una olla, de la que siempre salía más comida, incluso para el eventual visitante. 
El sombrero de algún mago, de donde sale todo lo inesperado, me recuerda a la olla de la abuela. 
Gracias madre grande, por haber caminado dieciocho años de mi vida, los primeros, a mi lado, gracias por el ejemplo, porque tus huellas continúan recordándome que amar es la mejor manera de vivir. A la felicidad le encanta la soledad pero también saber disfrutar y agradecer la compañía. 
Sin embargo, debes saber de inicio que las relaciones pueden ser un premio o un castigo. Bien manejadas, las relaciones pueden ayudar a multiplicar la felicidad, a su vez, la felicidad, ayudará a generar relaciones buenas y profundas, una clave fundamental: trata a los demás como quieres que te traten a ti. 
Te sugiero graduarte como experto en perdonar y perdonarte; no fabriques enemigos, si se autofabrican, no es problema tuyo, al contrario, ellos fortalecen tu imperturbabilidad y en el futuro no puedes descartar que lleguen incluso a ayudarte más que los amigos. 
Permanece alerta con todos pero sin prejuicios, confía en los que se pueda confiar, aprende de todos, puedes enfadarte un rato pero no herir, evita a las personas negativas, asegurándote de que no te influyan de ninguna manera, sé crítico pero no criticón; que tus críticas nazcan siempre del corazón. 
No comentas el error de intentar controlarlo todo, esa actitud es una fábrica de estrés e infelicidad, es preferible delegar todo lo que sea necesario. Si usas la crítica constructiva, tu presencia será educadora y una excelente influencia, que más temprano que tarde agradecerán los demás, sin embargo, actúa por el placer de hacerlo, no esperes agradecimiento, no busques recompensa, simplemente haz lo que tienes que hacer y sigue adelante. 
Sé solidario en toda situación, no solo cuando te sobren las cosas, cumple tu palabra, es sagrada; aprende a escuchar, a veces, eso es suficiente y cuando des consejos, ten cuidado con tomar en cuenta la historia que tiene la persona y la coyuntura existencial en que se encuentra actualmente. 
Si deseas ayudar a los demás o generar un liderazgo, comienza siendo feliz; tu felicidad te ayudará a conectarte con los demás, eso implica amar la vida y todo lo que ella incluye. 
La envidia queda descartada y también el egoísmo. Respeta a todos; ¿sabías que la felicidad aumenta cuando dejamos de depender de los demás? Cuida la manera de manejar tu palabra, con ella mueves energía. 
Asegúrate de tomar las riendas de tu vida al cien por ciento, es lo único que tienes, por ello, no sería prudente dejar en manos de otro lo único que en verdad posees. 
Amar es multiplicar la felicidad del otro, es descubrir lo extraordinario en lo cotidiano, en los demás, en todo lo que pasa; la felicidad es imprescindible, al igual que el amor y la libertad, por eso necesitamos del otro, para amarlo, para pintar de colores nuestra alegría y dejar que nuestra libertad juegue con la suya. ¿Quieres encontrar la felicidad? Se encuentra caminando, en la dirección opuesta al rebaño. Recuérdalo. 
La vida reclama felicidad para cumplir su ciclo evolucionario. Sobrevivir, infelicidad incluida, es renunciar a la evolución. 
La felicidad es el arte vivencial que une la razón con la magia, al individuo con el resto, la felicidad es la meta desde la cual podremos visualizar la misión, que incluye las claves de la evolución. ¿Sabías que hay conflictos y crisis porque somos libres? ¿Que la dimensión temporal de la vida se resuelve con amor, pero el amor precisa del otro para desplegarse? 
El valor de la vida radica en descubrirla a tiempo y en profundidad y comenzar a compartirla con otros, de la manera como nos diga la conciencia. Valora a los demás, recuerda que no solo importa el porqué, también cuenta el para qué. 
Habitúate a una actitud empática, justa y conciliadora, en el fondo la vida te tratará como tú tratas a la vida. 
Me detengo un momento, releo lo que escribo, es una carta, es para ti y para aquellos con quienes tú quieras compartirla, la grandeza del instante es que en ella cabe toda la vida. Admito que estoy mirando el cielo, que me motiva sentirme vivo, que me conmueve el ver rostros por última vez. 
Estoy sentado en mi habitación, mientras numerosas ideas trepan todo lo alto de mis años y se sientan al borde, amenazándome con lanzarse si no las tomo en cuenta. 
Acostumbro vivir bien, extender mi silencio a quienes me visitan, contagiar felicidad, repartir semillas de sueños. 
Considero a las amistades un capital fundamental, las guardo en una parcela especial de mi corazón, incluso las hojas secas del otoño, las conservo como esplendidos recuerdos. 
Los barcos llegan y se van, el puerto de la vida se llama temporal, nadie puede quedarse más del tiempo justo, algunos se fabrican un naufragio prematuro, no es mi opción, discrepo también con quien dijo: «Mi infierno son los otros». 
Se me ocurre que deberíamos hablar también de la creatividad vivencial, de aprender a vivir en la dimensión artística de la vida. Te propongo ese tema antes de celebrar nuestra despedida. Hasta pronto.
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LIBRO MAESTRIA EN FELICIDAD (Chamalu) Carta-26


Carta-26
¿Cuánto tiempo tenemos que esperar antes de partir y desentrañar el misterio? Para quien no aprendió a vivir, la vida se convierte en una cárcel de celdas invisibles y confortables cadenas; el verdugo ya no está afuera, como en la Edad Media; ahora cada uno fue entrenado para ser su propio represor. 
Hoy me levanté arropado de pensamientos extraños, extrañas preguntas, como si sospechara de la gente que no es feliz. 
En verdad ningún infeliz es totalmente confiable, su precariedad existencial los hace tremendamente desconfiables. 
Un compañero de curso de la universidad me cuenta que está pensando irse a vivir a Panamá. 
Allá tiene un pariente que le ayudará a instalarse; su idea es trabajar doble jornada, estar unos años, quizá diez o veinte, y al regresar, con lo ahorrado comprarse una casa grande y dos autos, mientras sus tres hijos, ya con hogares constituidos, vuelan con sus propias alas. Me pregunto para qué una casa grande si los hijos ya partieron. Hoy veo la vida como un extraño ritual donde cada uno se autoengaña con estilo propio. 
Hay tanta gente destruyéndose, pienso; otro amigo se fue al norte, nunca más regresó, un accidente de tránsito lo envió vestido de madera a su última morada. La vida es un sitio extraño y apasionante; casi todo lo que uno piensa al principio es falso. Me gustó la conferencia que escuché el otro día de un japonés; destruyó varios mitos sobre su cultura sin irse por las ramas; la gente, por no amigarse con la disciplina, prefiere imaginar que el otro nació inteligente o porque tiene los ojos rasgados le resulta fácil la disciplina; en otra ocasión, escuché una conversación tan profundamente frívola que no pude evitar el mareo y las náuseas; es que la vida no puede ser reducida a una secuencia de banalidades vestidas de prejuicios. Somos lo que la educación hizo de nosotros. El vidrio de la ventana por la que miramos la vida tiene un determinado color, entonces vemos las cosas como nos enseñaron a verlas, lo bueno y lo malo, nos lo dijeron, y mientras no repensemos nuestra existencia, así será. 
En este sentido, te propongo ver la forma como ves el mundo, sin descartar esa mente abierta con la cual toda persona inteligente debería ir por la vida, para no caer en fundamentalismos personales que enturbian la visión y nos hacen cometer las peores aberraciones. Y te digo «mente abierta» como sinónimo de estar dispuesto a todos los cambios que sean necesarios. 
El paradigma es la cosmovisión desde la cual construyes la realidad que habitas. 
Vivimos al interior de paradigmas dominantes, compartimos puntos de vista, sin embargo, al interior de ellos, podemos, es más, debemos construir nuestro propio paradigma personal, desde el cual podremos ir matizando con estilo propio nuestra manera de ver y vivir la vida. 
Los idiomas también reflejan este condicionamiento, imagínate, en muchos idiomas indígenas, palabras como «complicado», «difícil», «problema», «aburrido» no existen, por tanto esa posibilidad resulta inexistente, porque en el idioma se refleja todo a lo que damos estatus de realidad, es decir, si no hay una palabra para referirse a algo, aquello prácticamente no existe. 
Mira cómo interpretas todo lo que pasa y pregúntate si todo eso es realmente tuyo, si no estás repitiendo cosas de la familia sin que reflejen lo que realmente sientes y eres, fíjate cómo, para la mayoría de la gente, vivir se ha convertido en sinónimo de ganar dinero, ese paradigma reduce el tiempo a dinero y la vida al trabajo y, por tanto, toda la existencia deviene en una rutina laboral, donde no pasa nada, solo el tiempo a cambio de un salario. Eso para nosotros es inaceptable. 
La felicidad tiene que ser el eje de tu vida, ello te compromete a un trabajo interior desde el cual te irás conociendo y, al hacerlo, liberarás tu potencial interior y comprenderás tu misión. 
De esa manera la misión aparece a la vista y tu evolución pasa a estar garantizada por tu estilo de vida, que transforma existencia en felicidad, búsqueda en crecimiento, autoconocimiento en sensibilidad y a esta en visión, luego en misión y al final en evolución, disfrutando de todo el proceso. 
Desde un nuevo paradigma podrás reinventar tu vida, explorar otras maneras de vivir, incorporar un poco de locura que te vacuna contra la cordura extrema que rigidiza la existencia, descartar palabras que te limitan. 
Recuerda que casi todo lo que nos pasa en la vida depende de nuestra actitud ante ella. 
Se trata, en definitiva, de «descivilizarse» un poco, solo al punto de recuperar esa humanidad perdida, de dejar de ver a la civilización occidental como el único referente ético, de atreverse a pensar con cabeza propia y, si fuera necesario, convertirse en la oveja negra del rebaño, de dotarse de buenos principios y metas claras. De hacerte cargo de tu vida y empezar a hacer lo que amas, de disfrutar de lo que haces y saber que todo eso es parte de un plan de vida donde la vida y el crecimiento consciencial son lo fundamental. En nuestro paradigma, la felicidad es el eje. ¿Ya aprendiste a ser feliz? ¿Sabías que ser infeliz es ser un maleducado? ¿Que la felicidad está vinculada a la sabiduría y esta no es más que el haber llegado al punto de no complicarse y saber disfrutar la vida? Se trata de educar la inteligencia y la sensibilidad, y pasar a la acción, de esta manera evitar ese lamentable error de tanta gente que se pasa la vida preparándose técnicamente para vivir, sin nunca llegar a hacerlo, porque la vida no es cuestión de licenciaturas o doctorados, sino del cultivo de nuestro potencial. ¿Zona de confort? No, gracias, zona de crecimiento, esa es nuestra opción. Se trata de comenzar a pensar distinto, de nadar contra la corriente, si es necesario, de comenzar preparándose para dudar, para preguntarse, para buscarle sentido a la vida y luego para identificar cada oportunidad de crecimiento. 
En este sentido te propongo, ten una agenda de aprendizaje, aprende a hacerte las preguntas correctas. En este momento quiero preguntarte cuánto tiempo de cada día estás dispuesto a invertir en ti. Recuerda que vivir significa aprender y comienza con aprender a ser feliz y aprender a ser feliz es parte de aprender a vivir. Somos consecuencia de nuestro hábitos, que provienen de la educación recibida; somos lo que hicieron de nosotros, pero esta es la buena noticia: podemos rehacernos. Quien no se pregunta, ya retornó al mundo animal. Recuerda que mucha gente confunde felicidad con comodidad, error que lo lleva a practicar la ley del mínimo esfuerzo, que se traduce en el fondo en sobrevivir vacío, sin principios, sin proyecto de vida y solo para aparentar. Esto es otra forma de estar muerto, ya sabes que hay muertos caminando por las calles del presente. No importa lo que digan los demás, prepárate para lograr lo que elegiste, especialízate en problemas, crisis y adversidades, de esta manera estarás preparado para todo, acepta tus derrotas con optimismo y aprendiendo algo nuevo, es decir, nunca dejes de aprender, vivir significa aprender y aprender comienza con aprender a aprender, y a continuación, aprender a ser feliz. Debes admitir también que no todo tiene una respuesta, que es mejor prepararse para todo, sin perder el enfoque, que ser bueno es más inteligente y dejar que el amor decida por nosotros marca la diferencia. No esperes que las cosas cambien un día, cambia algo hoy, tu manera de pensar, de interpretar, de reaccionar, ese es un territorio interesante para atravesar, una región poco visitada para explorar y modificar. Te propongo ir hasta el extremo de tu vida, hasta ese límite nunca antes visitado y explorar senderos que no sabías que existían. Lo que hicieron contigo es historia ajena, tú puedes reconstruirte y reinventarte y elegir cómo quieres ser y desde hoy cómo hacer las cosas. Puedes desgranar de otra manera tus instantes, pintar de otro color tus emociones, ir vía meditación hasta la desembocadura de tus pensamientos y diseminar silencios, y alfombrar de amor tus pasos, y fabricar nuevas alas en abismos inéditos, reservados para buscadores. Entonces el desierto de una vida plana devendrá en fértil valle, decorado por manantiales que con su flujo certifiquen la inexistencia de la infelicidad y otras formas humilladas de la no vida. No pude ser como el resto, te confieso, y ahora, desde mi pequeño otoño te digo, si volviera a nacer, volvería a cosechar los racimos de sorpresas que caracterizaron mi vida, volvería a lanzarme al abismo de lo nuevo, ese acantilado que me regaló las alas que me llevaron a descubrir que la vida es otra cosa. Eso te propongo a ti, y en la próxima carta, poco antes de la despedida, te compartiré la importancia de manejar con inteligencia las relaciones y plantear un liderazgo existencial, ese que a mí me permitió ir por el mundo repartiendo semillas de luz. Te espero en la próxima estación de enseñanza.
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