viernes, 17 de junio de 2016

Francesco Una vida entre el cielo y la Tierra



PROLOGO

Si hubiera tenido que escribir este prólogo tan sólo habiendo leído el texto de Yohana García, ante la bella sorpresa de encontrar temas del alma expresados con profunda compasión, además de la fluidez y el encanto con que son narrados, éste no hubiera variado; yo me habría perdido lo que ahora sí puedo decir que tengo: la dicha inmensa de conocer a esta mujer sabia y noble, y de considerarme su amigo. Entre los muchos seres luminosos que hemos descubierto en este último trayecto vital, gracias a la existencia de "Un mundo mejor", Yohana ocupa un sitio altísimo, ganado a fuerza del amor incondicional y de la generosidad con que, siempre y en todo lugar, nos dio lo mejor de sí misma. Y eso fue ciertamente mucho, todo el tiempo. Yohana habla y embellece cualquier tema sobre el que se le pregunte, sin descartar obviamente la gravedad de muchas de esas inquietudes. Tiene el don de hacer fácil la comunicación entre las personas y de darle a cada una lo que parece estar esperando como contención de afecto y valorización individual. No hay lugar, que hayamos recorrido, donde no nos digan cuan honda emoción y profundo placer les causa escuchar a esta mujer tan joven, que despliega un arco iris de elementos, para que todos puedan intuir que, en algún punto de esa exposición, estamos todos representados, y que la forma de aceptar hechos, de apartar sufrimientos y crecer y de convertir la evolución en gozo es una bendita responsabilidad y derecho que debemos practicar, con absoluta convicción sobre nuestra naturaleza divina. Yohana nos regala su libro que tiene un pie en la Tierra y otro en el Cielo. Un pie en las primeras gotas de lluvia y otro en el océano abierto e infinito. Yohana nos habla de incertidumbres y revelaciones. De sufrimientos elegidos y de la posibilidad rápida  de liberarse de ellos. Nos cuenta las maravillosas etapas de la liberación como único camino consciente de plenitud. Yohana nos pinta un perfecto retrato de cielos y purgatorios; pero apuntando en cada línea, con la emoción más genuina e incluso con humor, a que sepamos que la gracia divina está viniendo vertiginosa, desbordada de retribuciones, para quien se entrega a ella con devoción y fe. Yohana nos habla del tránsito de un alma. Del camino que conduce, una y otra vez, al aprendizaje, que se cierra cuando nos ganamos el éxtasis merecido. Su libro nos enseña a no temer a la muerte y abrazar la existencia en plenitud; en concreto, a convertirnos en dueños de nuestras acciones, entendiendo hacia dónde van dirigidos y hacia dónde regresan, en instacia automática y final. El texto del alma de Yohana nos permite escuchar la voz de la conciencia y expandir el corazón y la mente, para que la energía fluya en plenitud hacia lo mejor de nosotros mismos. ¡Qué dicha leer sus páginas y sentirnos parte de esa aventura, que ya tantas veces habremos vivido y a la que quizás debemos regresar, claro que cada vez más con elementos rotundos que nos permiten comprender la verdadera felicidad! Ojalá el lector disfrute la poesía que emana de cada idea y la coherencia del relato. Seguramente inspiraron a Yohana seres de luz que, desde su plano evolutivo, asisten a otros que estamos dormidos, para que podamos recuperarnos de la amnesia y despertemos con rapidez, recordando que se trata de estar vivos. 
CLAUDIO MARÍA DOMÍNGUEZ

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