…y tu cuerpo flojo…, laxo…, distendido…
Te vas relajando… …inhalás profundo…
…y vas exhalando las cosas del mundo…
…soltando…soltando…todo lo que has sido…,
…te vas alejando de lo conocido…
…como si rodaras jugando en la nieve…,
…como si flotaras…ingrávido y leve…
…tu atención decrece…, se va aletargando…,
…y el sopor te mece, …delicado y blando…
y en ese remanso de profunda paz…
te vas abismando…más…y más…y más…
¡Ah…que delicioso dejarse caer…!
¡que dulce…que hermoso, …simplemente ser…!
Ya no hay resistencia…, ya no hay más fricción:
¡sólo la inocencia de tu corazón…!
…cayendo…cayendo…por esa espiral…
te vas sumergiendo en lo intemporal…
yendo hacia tu centro…, ¡tu Hogar añorado…!,
donde aguarda dentro tu Ángel Dorado…
Y lo vas llamando sabiendo que allí,
¡él está esperando llegar hasta ti…!
¡Y un fulgor de oro responde al llamado…!
¡Es ese el tesoro que siempre has buscado…!
¡Te envuelve…te abraza…se funde contigo…!
¡Has llegado a Casa…! ¡Al perfecto abrigo…!
¡Es tu faz divina…, tu reconexión…!
¡La Luz que ilumina cada situación…!
Y en él transfundido, por fin vislumbrás,
¡lo que siempre has sido…y siempre serás…!
Tus ojos aclaran su enfoque disperso…
¡como si abarcaran todo el Universo…!
Ves, en un segundo, que no hay imposibles…
ni sobre este mundo…, ni en los invisibles…
Y notas, pasmado, que no hay ni una pieza
que se haya escapado del rompecabezas…
Todo es adecuado…, todo es oportuno…
¡fingirse apartados…sabiéndonos Uno…!
Todo se desliza como debe ser…
sin pausa…sin prisa…, sin debe…ni haber…
con esa armonía de un Orden Mayor,
¡sutil melodía del Gran Pensador…!
Y en ese destello de tu comprensión,
¡no hay ni esto…ni aquello…! : ¡no hay separación…!
¡Sólo tu conciencia…etérea…expandida…,
sintiendo la esencia de toda la Vida…! :
¡…olas de energía que se manifiestan,
con la algarabía de una eterna fiesta…!
¡Galaxias girando su danza mayor,
te van revelando que todo es Amor…!
Y un aura divina, te envuelve…, te exalta…,
¡y te difumina en la Luz más alta…!
Mas tu Ángel te dice que ya es suficiente…,
y al irse bendice tu pecho y tu frente…
y ya vas volviendo de nuevo a este plano…
los ojos abriendo…, sintiendo las manos…
Salís a la calle…y hay en tu mirada
-¡pequeño detalle!-…, una luz cambiada:
¡estás irradiando una vibración,
que va acariciando cada corazón…!
sin decir palabra…sin predicamento…,
¡dejando que se abra solo el sentimiento…!,
en el alto estrado del instante puro…,
-donde no hay pasado…, donde no hay futuro…-
¡como si se viera plenamente en vos,
que tu vida entera se llenó de Dios…!
Jorge Oyhanarte
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