viernes, 16 de septiembre de 2016

Escrito I (primera parte) LA VOLUNTAD: EL HIJO PRÓDIGO

¿Cómo expresar con palabras lo inconmensurable, compartir el gozo, el deleite, la complacencia, del encuentro con la divinidad inmanente?
Solo, en el silencio, escucho tu himno de alabanzas:
¡Alabados sois, porque veis el Reino en medio de la iniquidad!
¡Alabados sois, porque aun no siendo del mundo lo dais todo por él!
¡Alabados sois, porque os creé a todos semejantes a Mí!
¡Alabados sois, hijas e hijos míos, porque allanáis el camino al Maestro, vuestro hermano!
¡Alabados sois, hijas e hijos del Amor, en Mí vivís por siempre!
Tu fuego purificador ha sanado a la ignorancia convirtiéndola en luminiscencia.
El rayo de tu luz señala el camino a seguir.
El encuentro celestial ya no es una quimera.
Hoy, aquí y ahora, vives en cada uno de nosotros.
Hoy, el hijo pródigo vuelve a casa.
EL ANCIANO JUAN

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