lunes, 8 de agosto de 2016

LIBRO MAESTRIA EN FELICIDAD (Chamalu) Carta 19



CARTA-19
Al final de año la gente se da cuenta de que transcurrió un año, que precisa renovar el calendario, que debemos celebrar el nuevo año y gastar en ello lo que sea necesario. 
La opinión pública condena a quien se abstrae de este ritual que se repite mecánicamente cada doce meses. El ambiente es festivo, pocos se dan cuenta de que en realidad consumieron un año de su vida, que les queda un año menos para vivir, es decir, que cada año que pasa estamos más cerca de la muerte; en verdad quería hablar un poco de la muerte en la anterior carta, pero no fui capaz, ¿te diste cuenta, verdad? La calle donde vivo es tranquila, está al norte, cerca de la montaña. 
Una pirámide natural, a manera de cúpula, decora su imponente silueta. De vez en cuando pasan autos, nunca sabré a dónde se dirigen. Una mujer con abundante maquillaje espera un taxi; hay gente que se pasa esperando que pase algo en su vida y solo se pasa su vida. El tubo de escape del taxi que la recoge exhala oscuridad gaseosa, un aporte más al calentamiento global, que a nadie parece importarle. Desde la ventanilla de otro auto, pasa otra mujer sin ver, parece que la tristeza se apoderó de ella, quizá también eligió ser infeliz, es decir, cumplir el libreto oficial, donde aprender a vivir no es rentable y, por tanto, puede ser descartado. Veo a una persona caminar de prisa, a otra que va a ninguna parte, pienso. El domingo son las elecciones en mi país, la democracia en la actualidad fue hecha prisionera de los medios de comunicación y de la tecnología que persuade y manipula. Algunos candidatos van mintiendo casa por casa. En el ambiente preelectoral todo es mentira. Alguien estacionó su auto con las luces encendidas, le vi bajar con prisa, su vida permanece apagada, la puerta del vecino se abre, parece sin vida, como la mayoría. «La muerte comienza con la infelicidad», pienso. Veo a un vecino cruzar la calle, a un joven acudir al ritual pedagógico diario, a una anciana dar pasos lentos (¿cuántos buenos recuerdos habrá acumulado en toda su vida?) Una botella, junto al árbol, delata la cultura etílica que tienen muchos devotos en las nuevas generaciones; es más fácil destruir, destruirse, amontonar los instantes, lanzarlos por la ventana, acostumbrarse al absurdo, graduarse de escombro, apestar por infelicidad y tener un buen estatus, todo al mismo tiempo. 
En el país de la apariencia, importa lo que pareces, no lo que eres. Un día constaté que hay muertos caminando por las calles. ¿Qué hacer ante semejante panorama? Un plan de vida puede ser la herramienta que te permita organizar tu existencia y elevarla al nivel mínimo normal, es decir, a la felicidad, con todos los efectos colaterales que ello implica. Quizá el primer paso sea reconstruir la capacidad de soñar, majaderamente machacada y en muchos casos suprimida. Los sueños son la cantera de donde provienen los objetivos; los sueños son locos, son libres, son utópicos, sin embargo, soñarlos, imaginarlos, convivir con ellos temporalmente y fabricar nuevos sueños, resulta altamente placentero e imprescindible en una vida en la cual precisamos sentirnos intensamente vivos. De los sueños extraeremos los objetivos, que básicamente son sueños con tren de aterrizaje, es decir, viables y aplicables, con capacidad de implementación y adecuados a realidades concretas. Los objetivos marcan el Norte, la perspectiva, el rumbo que otorgaremos a nuestra vida, porque no es posible esperar una vida con felicidad y sin objetivos. 
Junto a ello, precisaremos dotarnos de principios y valores compatibles con la perspectiva elegida. Los principios son las luces que iluminan el camino, esos faros que en la oscuridad de las circunstancias existenciales, impredecibles y dinámicas, nos iluminan la marcha, marcando referentes y límites, es decir, las reglas de juego que marca el nivel ético que elegimos para vivir. 
A todo ello es preciso añadir los medios adecuados, las actividades precisas, los cómos compatibilizados con las metas propuestas, de manera que nuestro movimiento energético actúe en un contexto de coherencia creciente. 
Establecidos los cuatro aspectos mencionados, solo será necesario enmarcar nuestro plan de vida en un cronograma realista, un manejo de nuestro tiempo que establezca plazos, de manera que esté claro lo que tenemos que hacer esta semana, este mes y este año. 
Junto a ello, será preciso establecer un mecanismo de evaluación para medir nuestro avance y constatar el cumplimiento de los objetivos planteados, además de los medios utilizados, porque todo deberá estar regulado por los principios elegidos y con el compromiso de crecer durante el proceso y disfrutar de todo el itinerario.
No importa la edad que tengas, debes saber que una vida bien planificada tiene grandes beneficios, porque la vida es como una empresa, requiere de una buena planeación, una buena gerencia, una buena estrategia para tener una gran ganancia, esto es, felicidad duradera, amor permanente, libertad lúcida, paz interior y una abundante salud. Me gustaría preguntarte si vives enfocado en tus objetivos, si tienes tus principios claros, si tus creencias no actúan como obstáculos para lograr tus metas, si tus hábitos son compatibles con tus objetivos; si tienes la estrategia existencial precisa para el momento en que te encuentras actualmente. También es necesario que te asegures de tener metas inteligentes, maneras creativas y todo articulado a tu misión. 
El resto, convertir todo esto en tu estilo de vida. También es cierto que no todo saldrá como tú planeas, entonces será preciso un plan B, C, D, etc. Elaborar un plan de vida no te exime de prepararte para ser experto en improvisar, en mantener tu centro en medio de la turbulencia. Ello incluye también pensar y sentir (razón e intuición), posibilitando una sincronización hemisférica que nos permita jugar con ventaja. Te propongo planificar una vida innovadora, tener objetivos grandes pero realistas, manejar tu vida como una empresa, pero con un alto nivel de espiritualidad y un perfil artístico que te apasione, atravesar cada uno de tus días. 
Recuerda que un error puede ser un paso adelante si sabes cómo reciclarlo, que la felicidad se autogestiona, que caminar rumbo a la vida plena implica gerenciar lúcidamente nuestra vida, y para ello te escribo estas cartas, que son claves iniciáticas que en conjunto te brindan la posibilidad de vivir espectacularmente. 
Te propongo también considerarte tu propio gerente interior, ese que sabe manejar sus procesos internos, que se asegura de dar cada día un paso hacia sus objetivos, que sabe direccionar su energía rumbo a sus metas, usando intención más visualización. Mira si el camino que tomaste coincide con tus objetivos; autoevaluarse constantemente es fundamental, más nunca te desanimes cuando las cosas no salgan como planeas. 
Esta es la maestría en felicidad y tú, al concluir este curso, te graduarás si apruebas la tesis de aplicar todo esto a tu vida, es decir, convirtiéndote en gerente en felicidad, en experto en planeación estratégica de tu vida; tú podrás ayudar a otros a recuperar su capacidad de soñar, esa será la mejor profesión, la más buscada en el futuro cercano.
Te reitero, primero sueña en grande, a continuación asegúrate de ponerte metas claras y aprender la manera de alcanzarlas sin estrés. Otorga a tu vida un gran propósito social, sin olvidar que el corazón es tu propósito, la esencia es tu misión, desde la cual se posibilita tu evolución. Enfoca tu vida rumbo a tus sueños, ten cuidado para nunca confundir medios con fines y que lo urgente no te distraiga de lo importante. Recuerda que tener metas y desafíos ayuda a vivir con calidad. Sueña y visualiza tu futuro cada día. Finalmente, quiero reiterarte la importancia de encontrarte para despertarte, si aún no lo hiciste. 
Cuando ello ocurra, revisa tus planes y adecúalos a la etapa en la que te encuentras, asegurándote de transportar mucho optimismo y creatividad que, puestos en acción, multiplicarán tu felicidad, porque en definitiva se trata de ser felices, para que la felicidad apadrine todo lo demás. Disfruta de la disciplina y la voluntad; nacemos incompletos, pero traemos la semilla, que germinará cuando nos preparemos, cuando nos dotemos de un buen plan de vida, después de todo es fácil ser feliz, cuando aprendemos a vivir. Ese es el punto: afinar nuestro plan de vida, acostumbrarnos a planearlo todo y al interior de los planes fluir e improvisar, desabrochar toda la espontaneidad y esa atroz creatividad que convertirá los problemas en espacios para crecer y disfrutar. 
Mi plan de vida no incluye estrellarme ni experimentar la infelicidad en cualquiera de sus formatos. Te sugiero soñar más, planear mucho, disfrutar intensamente, no aferrarte a planes ni resultados, realizarlos con pasión, creciendo y aprendiendo de todo lo que te pase. Basta una nube para improvisar una lluvia, basta un sol periférico para pintar un arcoíris, bastas tú para planear una vida espectacular y regalártela 365 veces por año. 
La trilogía que transformó muchas vidas se compone de meditación, autoobservación y reflexión, creativamente constituidos en estilo de vida. De esto quiero hablarte en la próxima carta. Estás invitado.
Chamalú
http://elnuevodespertardelser.blogspot.com.es/

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