domingo, 25 de septiembre de 2016

De lo humano a lo divino (Capitulo 8º La vuelta a sus Origenes)


Capítulo 8º 

LA VUELTA A SUS ORIGENES: 
Esa mañana Paloma decidió reunir a sus hijos junto con Juan y habló con ellos.
Sentaos. Quiero deciros algo muy importante. Mi tiempo en esta ciudad ha acabado. 
Voy a vender la casa y marcharme a Granada. Allí comenzaré una nueva vida. 
Quien quiera seguirme que lo haga, y quien prefiera quedarse está en su derecho. 
Yo me voy contigo dijo Juan. 
La casa se vendió rápidamente y así, un día Juan, ella y su hijo (con lágrimas en los ojos) salieron rumbo a Granada, después de treinta y siete años de haber salido de su ciudad natal. Paloma no sabía qué iba a hacer pero cuando llegó, una tristeza infinita se le apoderó. Comenzó a sentirse cansada, enferma y sin ganas de seguir luchando con los humanos. Todo esto hizo que tomara una decisión.
Ángel, necesito tomarme un año de descanso, no puedo más, me falta ilusión y fuerzas para seguir adelante. Estoy cansada de la raza humana, me agotan sus egoísmos y su falta de amor. 
He llegado al límite de mis fuerzas y si no descanso no podré seguir adelante. 
Paloma, tú eliges el camino a seguir y la velocidad con la que caminas por él. 
Si en este momento quieres parar hazlo, pero déjame decirte algunas de las razones por las que estás tan agotada. 
Desde que empezaste a ser consciente de tu proceso espiritual y te preparabas para ser guía y ayudar a otros, tu trabajo se convirtió en lucha. 
Luchaste contra tu madre que no entendió y no compartió el hecho de que tuvieras el centro. Eso hizo que definitivamente, os alejarais la una de la otra. Luchaste con cada una de las personas que entraron en el centro. 
Tú querías aprendieran rápido como tú y vieran las cosas como tú las veías. 
Querías evitar cometieran tus mismos errores y sufrimientos sin darte cuenta no era cuestión de luchas sino que simplemente, dándoles amor, comprensión y ayudándolos dentro de tus límites, era suficiente. No se te pedía más. 
Pero como tú decías… querías que cada ser que se cruzara en tu camino estuviera en la recta final. 
Olvidaste que ese no era tu trabajo sino que eso correspondía a cada uno de ellos y por lo tanto, una decisión que no te correspondía. 
Quisiste ayudar a quien no quería ser ayudado, dar lo mejor de ti a quien no te lo pedía y en esa entrega suicida dejaste mucha energía que ahora te hace falta para continuar. 
Te has volcado demasiado en los demás, olvidándote de ti misma, cuando tu primera misión eres tú. 
Tu misión es tener CONCIENCIA, GENERAR AMOR Y DAR A LUZ A TU CRISTO INTERNO. 
Duro y laborioso trabajo supone todo esto y llegar a conseguirlo te puede llevar muchas vidas. Ahora tienes la oportunidad de hacerlo en ésta. 
No malgastes tus energías en batallas quijotescas. 
No luches contra molinos de viento imposibles de ganar. Cárgate de tus nuevas energías pues aún te quedan por pasar dos pruebas muy duras y necesitas de todas ellas para superarlas. Habían alquilado una casa enfrente de las montañas de Sierra Nevada en Granada, con un paisaje precioso, a 1,200 metros de altitud donde no se oía más que el trino de los pájaros. La casa tenía mucho terreno con árboles frutales y una gran piscina. 
Paloma veía que no iba a haber problemas con el pago de ésta gracias a la venta de la casa, así que, durante un año, se iba a retirar de hacer cursos, terapias y echar las cartas. 
No quería tener contacto directo con la gente durante ese tiempo. Aquel sitio alejado del mundo y rodeado de un parque nacional lleno de árboles le daría la paz que tanto estaba necesitando. 
Todos los días se iba con su hijo a pasear por la montaña. Para ella eran unos momentos de paz únicos. Siempre habían estado muy unidos y a pesar de que ya tenía 25 años, lo seguían estando. Pero Paloma empezó a darse cuenta de que su hijo no estaba a gusto en ese lugar. 
El invierno se había echado encima y hacía un frío increíble. Un día Juan los despertó muy excitado porque, por primera vez en su vida, había visto la nieve. Cuando salieron al jardín parecía una alfombra blanca. 
La imagen era preciosa y disfrutaron como tres críos en el jardín. 
Hicieron un muñeco y comenzaron a hacer batallas de bolas de nieve. 
En realidad, disfrutaron como hacía tiempo no lo hacían. Pero el hijo de Paloma seguía quejándose del frío. 
Realmente sí hacía frío ya que la casa tenía muchos años de construcción y se hizo con el fin de pasar el verano y no estaba preparada para el frió. No tenía calefacción. 
Así que se pasaban día y noche alimentando el fuego de la chimenea. 
Se dio cuenta que con aquella situación su hijo no iba a aguantar mucho tiempo y cedió a los deseos de él enviándolo por un año a Estados Unidos a estudiar inglés. 
Por primera vez, Paloma se sintió sola. 
Nunca se había separado de su hijo y eso le supuso muchas lágrimas. Lo echaba de menos, se preocupaba por él y no se fiaba que en una ciudad como Los Ángeles su hijo estuviera a salvo de peligros. Ella seguía viéndolo como un niño y temía que algo le pudiera pasar y, unido a esto, recibió un escueto mensaje: 
Paloma, despídete de Juan, tu tiempo con él ha acabado. No podía creérselo. Ella se había dado cuenta hacía tiempo de que él no era la pareja ideal para ella, pero lo amaba aunque no como esposo. Su amor era más impersonal, más puro, pero el demostraba no poder pasar sin ella. Juan le decía constantemente que la amaba. Era cariñoso, detallista y desde que dejaron el centro, no discutían. Él estaba volcado a crear cursos de medicina natural a distancia y ella a meditar, pasear por la montaña y hablar con sus Maestros. 
Todo iba muy bien, o por lo menos, aparentemente. Entonces, ¿por qué este cambio tan repentino? Con el dinero obtenido de la venta de la casa de Valencia habían comprado una casa preciosa al lado de la montaña donde en poco tiempo esperaba mudarse. 
Aún no estaba acabada, pero Paloma estaba poniendo todo su amor en ella. 
Se estaba haciendo la casa de sus sueños, la que siempre soñó con tener, con todas las comodidades y en la montaña. 
Tenía hasta una bañera de hidromasaje y en la parte de abajo habían previsto hacer una clínica de medicina natural. 
Todo estaba organizado y comprado y ahora, le decían que se olvidara de Juan. ¡No era posible! Ángel, no lo puedo dejar ahora. 
No tiene a dónde ir, se quedaría en la calle, sin casa, sin dinero y solo. No puedo hacer eso. Dadme tiempo hasta que encuentre trabajo y tenga dinero, eso me parece más justo. 
No obtuvo respuesta y dio por hecho que sus maestros estaban de acuerdo con ella y aprobaban la decisión tomada. 
Ése fue su error. Por ese tiempo empezaron a venirle ideas mientras dormía, de crear un aparato de cromoterapia. 
Con esas ideas y dinero de Paloma empezaron a crearlo. Estaba segura de que, una vez se perfeccionara, revolucionaría el mercado. Pasado un tiempo, se mudaron a la casa nueva y para Paloma aquello fue su recompensa a tantos años de sufrimiento. 
Era su paraíso terrenal, se sentía el ser más agradecido del mundo. 
La casa era el regalo que había soñado. Gracias a Dios ya la tenía y ahora vivía y disfrutaba de ella. Desde la cama podía ver las montañas nevadas, el bosque y los pájaros que, en más de una ocasión, entraron por la ventana de su habitación, en aquel lugar de ensueño. 
Paloma soñaba con un mundo mejor, con lo afortunada que había sido siempre al tener la compañía de Ángel y se sentía agradecida por aquel hogar. Pero no todo eran alegrías dentro de lo bien que se sentía en aquella casa. 
En su interior sabía que no viviría en ella mucho tiempo. 
Lo hablaba con Juan y le contaba de su tristeza al tener la casa de sus sueños y saber que iba a ser por poco tiempo. Durante toda su vida daba la sensación de que había sido preparada para no apegarse a nada material. 
Ella tenía que sentirse libre para volar en cualquier momento. Sentía como si le dijeran: Ya has conseguido tu sueño de tener una hermosa casa, en un lugar ideal, disfrútala día a día que te queda poco tiempo en ella. 
Los aparatos de cromoterapia y cursos a distancia empezaron a generar dinero pero no el suficiente, y en más de una ocasión tenían lo justo para ir a comprar comida. 
Le habían entregado la casa en el mes de junio y en agosto Paloma tuvo que irse a Puerto Rico a trabajar, regresando al cabo de dos meses con mucho dinero. Con este dinero que trajo tenían para comer todo un año. Paloma le dijo a Juan que no cogiera ese dinero que trajo (en dólares) pues intuía los iba a necesitar y no los quería cambiar todos. Sin embargo, a los dos días no quedaba un solo dólar. Cuando Paloma se dio cuenta de ello se enfadó, pero no podía discutir porque su tensión arterial le jugaba malas pasadas y en cuanto se enfadaba o se ponía nerviosa se le disparaba. 
Por eso, se callaba muchas veces, aún cuando había cosas que no le gustaban de él, pero esta vez no entendía cómo en dos días podían gastarse $5,000.00. Él le decía que eran muchas las deudas y como no entraba dinero se iban acumulando y además, el crear los aparatos de cromoterapia tenía un coste muy elevado. Paloma no se lo creyó pero, no quería ni podía discutir. Ya quedaba poco para separarse de él y no lo iba a hacer con discusiones y malas energías. Pasaron los meses y en el mes de julio Paloma volvió a Puerto Rico. Esta vez no iba sólo a trabajar sino que tenía una misión muy importante que hacer. Su Maestro le había dicho...
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